Año :
2019
Tipo :
Autores :
Delgado Bermejo, J.V. et al
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Referencia Bibliogràfica :

En el siglo XX, la pérdida de la diversidad de los animales domésticos se volvió dramática y la sensibilidad sobre los temas de conservación para el mundo doméstico comenzaron a ser tomados en serio desde el punto de vista de los conservacionistas de la vida silvestre.

Sin embargo, los esfuerzos sobre la conservación en los animales domésticos se retrasaron hasta que la Organización de la Agricultura y la Alimentación (FAO) mencionó su interés en el año 1948, como resultado de la creciente conciencia en la pérdida de razas adaptadas a las duras condiciones. En este momento, el debate sobre la preservación de las razas de animales domésticos comenzó a crecer, incluidos los enfoques tanto ex situ como in situ.  No fue hasta 1974, en el Primer Congreso Mundial de Genética Aplicada a la Producción Ganadera, cuando se consolidó la idea general de conservación de razas. 

La necesidad de la organización y coordinación de los procesos de conservación se estableció en dos niveles: Desde el punto de vista gubernamental, la FAO asumió un papel clave, mientras que, desde el punto de vista no gubernamental, el British Rare Breed Survival Trust (RBST), fundado en 1973, se convirtió en pionero de programas de conservación de animales domésticos. La coordinación mundial no se alcanzó hasta 1990, cuando el consejo de la FAO recomendó el desarrollo de un programa mundial para la gestión sostenible de los recursos zoogenéticos. La coordinación general se hizo más concreta durante la Conferencia Técnica Internacional sobre Animales y Recursos genéticos en Interlaken, Suiza en 2007. Tras esta conferencia se adoptó,  el Plan Global de Acción para los recursos zoogenéticos. El verdadero punto de inflexión para la sensibilidad general a favor de los recursos zoogenéticos domésticos con interés agrícola y alimentario se produjo en la Convención sobre Biodiversidad Biológica en 1992 en Río de Janeiro bajo el amparo de las Naciones Unidas, conferencia sobre Medio Ambiente y Desarrollo.

Sus principales recomendaciones fueron la conservación de la biodiversidad, asegurando su uso sostenible y una distribución justa y equitativa de los beneficios, derivados de su utilización, incluida la biodiversidad agrícola, además de, otras recomendaciones presentadas, sobre el acceso a recursos genéticos en el Protocolo de Nagoya en 2014.  Actualmente se desarrollan diversas acciones para organizar y coordinar las actividades de la conservación a todos los niveles:  diseño de estrategias, propuestas de acciones in situ y ex situ y promoviendo la búsqueda internacional, además de trabajar en sus principales aspectos.